
¿Pasión o ego?
Por: Joaquin y Viera
Hace unos días, mientras trabajábamos con una organización cliente, me preguntaba si las organizaciones, así como las personas, tendrían también un EGO. En el caso de un individuo, me refiero al ego como esa búsqueda externa de reconocimiento y éxito que nos lleva a hacer las cosas esperando la aceptación del resto o buscando calzar en lo que la sociedad determina que debemos ser o tener. En las organizaciones, ¿cómo se manifestaría el ego? ¿será que tienen algo similar?
La forma cómo las organizaciones determinan su propósito, aquel que representa la razón máxima para existir, y cuánto este pretende abarcar es algo que me cuestiono. Me pregunto ¿qué elementos mueve?: ¿pasión? ¿inspiración? ¿motivación? ¿ego?
Últimamente me encuentro pensando que fijamos los propósitos desde lo que queremos llegar a ser y hacer, individualmente o como organización, siendo empujados por una sociedad que nos dice que sin un propósito de vida no somos ni seremos nada, porque no tenemos claro a dónde queremos llegar. Entonces nos enrumbamos en esa tarea de determinar lo que queremos hacer en nuestro paso por la Tierra, que no puede ser cualquier cosa, debe ser algo grande, transformador, que genere un impacto. Pero, ¿si no lo tenemos tan claro? ¿si no lo podemos hacer solos? ¿si el costo es muy grande?
Me quedo con la última pregunta, ¿cuál es el costo para las organizaciones de tener un propósito como “erradicar el hambre”? por ejemplo. Me pregunto esto considerando el costo económico sí, pero sobre todo el emocional y mental. ¿Cuántos recursos tiene que tener una empresa para lograr algo como eso? ¿cómo y cuánto deben trabajar los empleados de esa empresa para “intentar” llegar a ese propósito? En mi experiencia, algunas organizaciones terminan sacrificando sus recursos internos para alcanzar ese propósito. Es desde allí desde donde me pregunto si algo como esto responde a la pasión o al ego.
Miremos de cerca un ejemplo: una organización que trabaja en temas de nutrición y que tiene como misión “combatir la desnutrición en el Perú”, ¿cuánto tiene que hacer para conseguir ese resultado? Y si ese no es un resultado esperado sino un horizonte / un norte, ¿cuán beneficioso es caminar hacia un lugar imposible de alcanzar? Por un lado, pienso que claramente hay PASION en ese propósito, pero es un tema tan complejo y grande, que posiblemente si intentan realmente combatir la desnutrición, lo que reciban sea frustración tras frustración, porque una organización no lo puede conseguir sola. Entonces, me pregunto si ese deseo viene más bien del EGO, del reconocimiento que se tendría si se lograra algo como eso. ¿No se pierde entonces la pasión y se despierta la competencia? “Lo haré yo y no otro!” ¿Cómo sería pertenecer a una empresa con ese propósito? quizá súper emocionante y empoderador, pero también agotador y desgastante.
Entonces me pregunto si hay una forma equilibrada de plantear propósitos y alcanzar objetivos que construya hacia fuera y hacia adentro de la organización. ¿Cómo tomar acciones sostenibles que no pongan en riesgo la salud de mi gente y que aporten a los demás? ¿Será que eso es posible? ¿Será que es posible crear organizaciones equilibradas, hacia adentro y hacia fuera que contribuyan con erradicar el hambre sin matar a la gente de exceso de trabajo? Quiero pensar que sí, ahora toca descubrirlo.
Viera